viernes, 12 de julio de 2013

Perla -Primera Parte-

Parte 1

No puedo creer que voy a hacer esto, pensó Miley al mismo tiempo que se veía en el espejo. Suspiró. Hoy es el gran día. El maldito día…

Apartó a vista de su reflejo, incapaz de verse a si misma. No quería hacer esto. Y lo peor es que de tomos modos tendría que hacerlo.
De pronto posó su mirada en el único accesorio que llevaba puesto. Era la pulsera con dijes que Nicholas le había regalado en su pasado cumpleaños.

Una M, por tu nombre. Una flor y una perla, porque eres como ellas.
Única y hermosa. La octava, porque la música es una de las miles de cosas que nos unen mas;
Y una llave, porque es la de mi corazón y es tuyo”.

O, recordaba ese día perfectamente. Pudo escaparse de la horrible mansión esa noche. Si, fue loco irse a la mitad de su propia fiesta. Pero con Nicholas se la pasaba mejor que con todos los premios del mundo. Se la pasaban tocando el piano y escribiendo canciones.
Y luego, como consecuencia por permitirse recordar algo tan bonito, su mente le azotó otro acontecimiento.

“Miley, el es Joseph Jonas. Es el hijo del dueño de las empresas Jonas de Rusia” dijo Charlotte mientras Joseph y su hija se saludaban.
“Mucho gusto” ella sonrió al chico y este le devolvió la sonrisa.
“Se llevaran muy bien” comento su madre.
Miley solo mantuvo su sonrisa sin darse cuenta del doble sentido de aquella oración.


En realidad, ahora que lo pensaba, ni ella mismo supo cómo terminó así. Nunca se había dejado dominar de nadie. Nunca dejo que nadie la usase a su antojo. No era de esas.
Claro, hasta que él llegó, tomó todo lo que le importaba y los destrozó.


¿Una cita con Joseph?” repitió confundida. “Mama, ¿se te olvida que con quien salgo es Nicholas?”.
“Aigh, ese pobretón. ¿Qué nunca entenderás que chicos así con valen la pena?
Miley no lo pensó dos veces antes de contestarle.
“Cuida tu boca, madre. Que Nicholas no te ha hecho nada para que te creas con el derecho de hablarle así, ¿okay?” le dijo enojada.
A su familia Nicholas nunca les cayó bien. Y solo porque sus padres eran de clase media. Ella siempre había odiado que sus padres se creyeran más que los demás solo porque eran ricos y ella trataba de que no la asociasen con eso. No era igual a ellos y nunca lo seria. O por lo menos eso era lo que pensaba.


Sacudió su cabeza tratando se sacar el horrible recuerdo de su cabeza. Pero en vano, ya que se volvió a sumir en otro.


Había ido a cenar en contra de su voluntad. Joseph había tratado de coquetearle varias veces, pero ella lo cortaba. Si lo que tenía en mente era pasarse con ella, no lo lograría. Joseph se había vuelto un buen amigo y hasta se podía decir que lo quería, pero todo hasta su límite.
“Tengo novio, Jonas” dijo cortante cuando trató de besarla en la puerta de su apartamento
El solo soltó un ‘Ha!’, el cual Miley no supo interpretar. Lo fulminó con la mirada, aun estando pegados. Joseph no dijo nada, solo se limitó a bajar la mirada a sus labios y se acercó más.
Miley levantó el brazo y lo empujó.
“¿Qué no entendiste? Tengo novio, ¿okay?” lo miró enojada, le valía una ******* si le había ofendido. “Gracias por la cena; Buenas noches” abrió la puerta y la cerró sin darle tiempo a responderle.
Esa noche no le dio muchas vueltas a lo que estuvo apunto de pasar, aunque algo le decía que su madre tramaba algo. Y por otro lado, una muy pequeña parte de ella quería haber besado a Joseph.
¡Basta! Amas a Nicholas. No pienses en eso.



(papito te como la boca!!!)



Luego de ese Día, todo fue de mal en peor. Y aun hoy, se arrepentía de haber aceptado esa cita. De haberlo conocido.
“Ya es hora, cariño” dijo su madre al entrar sin siquiera avisar. “¿Estas lista, verdad?” preguntó entregándole el ramo de flores.
Miley trató de ignorar el hecho de lo hipócrita que se veía su madre en ese momento y trato de contestar falsamente, lo que le salió mal.
“No. Pero, mi opinión no importa. Yo te valgo un culo. Así que saltémonos esta parte y salgamos de aquí” contestó fríamente.
Tomó el ramo de lirios y salio de la habitación dejando a su madre con las palabras en la boca. 
Ya no había nadie afuera, eso era de esperarse. Solo su padre, quien la esperaba en la entrada de la iglesia. Ella ya ni sabía cual de los dos le daba más asco. Si el o su madre.
“Por lo menos sonríe. Esto nos hará bien a todos, así que demuestra tu felicidad” me dijo con la misma falsedad que mamá.
¿Qué acaso me creen estúpida? 
Pero en vez de decir eso, otras palabras salieron de su boca.
“Yo no sonrío en funerales. Es de mal gusto” le miró cortante y luego tomó su brazo  y se preparó para lo que seria el peor momento de toda tu vida.
De pequeña, siempre había soñado con tres cosas:     

a) Al casarse, llegaría virgen al matrimonio.

b) Sería después de los 27.

c) Lo haría por amor.
No como lo que estaba a punto de hacer en ese momento. Sucio. Deshonesto. Hipócrita. Y podía seguir y seguir y nunca detenerse.
La música comenzó a sonar y las puertas se abrieron. Antes no le gustaban mucho las bodas, ahora estaba segura de que las odiaría por siempre. Y al dar el primer paso, mas recuerdos de lo que pasó hace seis meses la invadieron.

“¿Qué?!” chillé estupefacta.
Sorpresa. Frustración. Rabia. Odio. Tristeza. Todas esas emociones la llenaron al mismo tiempo.
“No grites” le reprochó su madre señalándole con el dedo índice.
“NO, oye bien, NO. No. Haré. Eso.” Exclamó sin importarle que Joseph y su padre estuvieran allí. Ellos eran iguales o peores que sus padres.
“No los levantes la voz” dijo su padre.
“Es una oportunidad increíble, cariño” habló Charlotte a su hija con una sonrisa plasmada en el rostro. “Nuestras empresas se juntarán y la empresa será mas popular”.
“¿Llamas oportunidad increíble a eso?! ¿Vender a tu hija por una maldita empresa?!” gritó sintiendo como la sangre se acumulaba en su rostro.
“No nos hables así. Lo hacemos por el bien de todos” dijo su madre ‘tratando’ de calmarla.
“No, dilo como es. Lo hacen por el bien de su cuenta” Ya no gritaba, pero el enojo era obvio en su voz.
“¿Y Nicholas qué? ¿Piensas que terminaré con él?” cuestionó volviendo a alzar la voz.
“Tienes que hacerlo. La decisión ya estaba tomada”.
Pero ella no escuchaba. Tomó su bolso y las llaves y se dirigió a la puerta.
Lagrimas salían por sus ojos y bajaban hasta su garganta.
“¿A dónde vas?” preguntó su madre.
Cerró los ojos. Incluso el sonido de su voz le molestaba.
“No te importa” le respondió con la voz cortante.
“Aun no hemos terminado. Supusimos que te negarías, así que tenemos una pequeña ‘medida’ para ti”.
Miley detuvo sus pies y estuvo a punto de decir palabras que nunca en su vida pensó que usaría.
Su padre, al ver que ella no dijo nada ni se volteo hacia ellos, prosiguió.
“Sabemos que Nicholas está ilegalmente en Alemania y si dices que no podemos usar eso en su contra”.
Su corazón se detuvo y no fue capaz de parpadear por lo menos durante cinco minutos. Entonces, sin decir nada, acortó el espacio que quedaba entre ella y la puerta y salio cerrando de un portazo.
Agradeció eternamente que al decir eso nadie vio su reacción, pues estaba de espaldas.
Aun no podía creerlo. ¿Cómo diablos se enteraron de eso? Y, ¿de veras eran capaces de hacerle algo así?
Desde aquel día en adelante, Miley perdió todo el respeto que alguna vez haya sentido por ellos. Y deseó ferozmente nunca haber conocido a Joseph y a su padre.

She was unstoppable.
Move fase just like an avalanche
But now she’s stuck deep in cement
Wishing that they never, ever met






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